En dos décadas hubo un acuerdo científico general de que
había ocurrido la evolución, con un patrón ramificado de descendencia común,
pero los científicos tardaron en darle a la selección natural la importancia
que Darwin creía conveniente. Durante el «eclipse del darwinismo» desde 1880
hasta la década de 1930, se dio más importancia a otros mecanismos de
evolución. Con el desarrollo de la
Síntesis evolutiva moderna en los años 1930
y 1940, el concepto de Darwin de la adaptación evolutiva por selección natural
se convirtió en fundamental para la teoría moderna de la evolución, ahora
concepto unificador de las ciencias de la vida.
La teoría de Darwin de la evolución se basa en hechos clave
e inferencias extraídas de los mismos, que el biólogo Ernst Mayr resumió como
sigue:
-Cada especie es suficientemente fértil para que, si
sobreviven todos los descendientes para reproducirse, la población crezca
(hecho).
-Aunque hay fluctuaciones periódicas, las poblaciones siguen
siendo aproximadamente del mismo tamaño (hecho).
-Los recursos, como los alimentos, son limitados y son
relativamente estables en el tiempo (hecho).
-Sobreviene una lucha por la supervivencia (hecho).
-Los individuos de una población varían considerablemente de
unos a otros (hecho).
-Gran parte de esta variación es hereditaria (hecho).
-Los individuos menos adaptados al medio ambiente tienen
menos probabilidades de sobrevivir y menos probabilidades de reproducirse; los
individuos más aptos tienen más probabilidades de sobrevivir y más
posibilidades de reproducirse y de dejar sus rasgos hereditarios a las
generaciones futuras, lo que produce el proceso de selección natural
(inferencia).
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